DEL CIELO A LA TIERRA.
¡HUMILDAD! ¡HUMILDAD! ¡HUMILDAD!
LA COMPRENSIÓN Y LA CARIDAD FRATERNA SE ALBERGUEN EN VUESTROS CORAZONES.
LOS UNOS Y LOS OTROS SEAN UNA SOLA COSA Y LA PAZ ALIENTE EN VUESTROS ESPÍRITUS.
NO TENGÁIS TEMOR DEL MALIGNO, MÁS SED ASTUTOS Y NO OFRECEROS A LAS TENTACIONES QUE OS PROPONE.
SU ARTE CONSISTE EN DISPERSAROS Y EN SUSCITAR EN VUESTRAS MENTES Y EN VUESTROS CORAZONES LA DISCORDIA, LA AMARGURA Y EL SUFRIMIENTO.
TENED MI PAZ Y NO TEMÁIS. NO PRESTÉIS OÍDOS A QUIENES NUTREN CON LA PALABRA ODIO Y DESPRECIO POR EL PRÓJIMO.
CONFIAROS A LA LUZ CONSOLADORA DEL SUPREMO BIEN CRÍSTICO Y CONFIAD EN EL PADRE CELESTE QUE OS AMA. DEJAD QUE EL MAL ESTÉ CON EL MAL Y QUE EL ODIO CONVIVA CON EL ODIO. VOSOTROS, PEQUEÑITOS MÍOS, NUTRIROS DEL BIEN Y DEL AMOR Y SED CONSOLADORES Y CONSOLADORAS DE CARIDAD, DE HUMILDAD, DE FRATERNA TERNURA.
SI OS RODEÁIS DE ESTAS VIRTUDES, EL MAL NO PODRÁ NADA CONTRA VOSOTROS, ¡NADA!
TENED SIEMPRE MI PAZ.
DEL CIELO A LA TIERRA.
Eugenio Siragusa
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