NO SIEMPRE OS VOLVÉIS DISPONIBLES A LOS DICTÁMENES DEL ESPÍRITU.
FRECUENTEMENTE, CASI SIEMPRE, OS DEJÁIS COMPLICAR POR RAZONAMIENTOS EGOÍSTAS, POSESIVOS, MATERIALISTAS Y PRIVADOS DE LOS VALORES INTERIORES, CORROBORADOS POR EL BIEN DE LA LUZ DE LA VERDAD QUE ESTÁ EN VOSOTROS.
LA EXALTACIÓN DE LA FE QUE CREÉIS POSEER ÍNTEGRA E INVULNERABLE, NO SIEMPRE ESTÁ VIVIFICADA Y SOSTENIDA POR EL AMOR SIN CONDICIONES.
LA COMUNIÓN DEL ESPÍRITU CON LA CARNE, DE LA ENERGÍA VIVIFICANTE CON LA NATURALEZA CORRUPTIBLE Y MUTANTE, DEBE SER SIEMPRE ACTIVA, PRESENTE, CONSTANTEMENTE EN ARMÓNICA CONVIVENCIA.
EL ETERNO Y EL MORTAL NO DEBEN, EN NINGÚN CASO, SEPARARSE DE LOS VALORES QUE LO UNEN PARA EXPERIMENTAR, ADQUIRIR Y REALIZAR EL SUPREMO CONOCIMIENTO DEL POR QUÉ DEL EXISTIR.
EL ESPÍRITU ES CONSCIENTE DE LA VERDAD, PERO NO LO ES LA CARNE SINO HASTA CUANDO NO HAYA DERROTADO SUS DEBILIDADES Y NO SEA SUBLIMADA COMO ORO FINO.
LA CONCIENCIA, CORROBORADA DE LAS ETERNAS VIRTUDES SANADORAS DEL ESPÍRITU Y DE LA SUBLIMACIÓN DE LA CARNE, SE VUELVE FUERZA DIVINA; SE VUELVE AMOR CRÍSTICO.
DEL CIELO A LA TIERRA.
Nicolosi,
